Descubre las enseñanzas que le dejo el Maestro Jesús el Cristo, al Apóstol San Juan para la Ascensión en la nueva era.
Unos ejercicios de meditación muy sencillos, pero a la vez muy profundos y efectivos, para calmar el estrés, relajar la mente, obteniendo mayor claridad, mientras que sanamos heridas del pasado para mejorar nuestro futuro. Durante siglos estas enseñadas fueron guardadas y custodiadas por los monjes Ishayas, que según dicen, son discípulos del apóstol Juan y fueron celosamente guardadas para ser reveladas al hombre del tercer milenio, tal cual como el Maestro Jesús se las reveló a su apóstol. Estamos viviendo una nueva era, la era del despertar de conciencia, conocida por el cristianismo como la segunda venida de Cristo, pero que los maestros ascendidos hablan de nuestro propio despertar de consciencia. En este libro están contenidas las enseñanzas como fueron transmitidas de maestro a discípulo durante siglos y desde el lugar donde nacieron, la isla de Patmos en Grecia, lugar donde el apóstol San Juan recibiera la gran revelación del Apocalipsis.
Estas técnicas han sido reveladas para que tú las pongas en práctica ahora, en este momento y desde donde estás. Fueron diseñadas para el hombre moderno, que no le alcanza el tiempo porque está siempre muy ocupado y no sabe cómo relajar su mente, aliviar el estrés y conseguir esa tan ansiada paz mental.
La palabra Ascensión puede tener distintos significados dependiendo del contexto en el que se use. Pero en el camino de los Ishayas, la Ascensión no implica ir a ningún lugar fuera de uno mismo. No se trata de huir del mundo, ni de negar la experiencia humana. Ascender, en este contexto, es elevar la conciencia. Es volver al presente, al ahora, al ser esencial que somos más allá del pensamiento. De hecho, estamos todo el tiempo Ascendiendo, es una tendencia natural del universo, de nuestro cuerpo-mente, pero el ruido mental no nos permite ascender.
La mayoría de nosotros vivimos atrapados en la mente: preocupaciones, juicios, recuerdos, ansiedad. Pasamos el día reaccionando al pasado o anticipando el futuro, sin realmente habitar el presente. La Ascensión interrumpe este ciclo. No lucha contra los pensamientos: los trasciende. Y en esa trascendencia, accedemos a un estado más elevado de conciencia.
Estamos entrando en una nueva etapa de la evolución humana —una era de despertar espiritual— en la que técnicas como la Ascensión, simples pero poderosas, emergen como llaves para ayudar a muchos a reconectarse con su esencia divina y con la consciencia Crística universal.
Aunque las técnicas de Ascensión Ishayas son, ante todo, una práctica espiritual, sus efectos pueden observarse de manera muy concreta en la fisiología, la mente y el campo energético del ser humano. Vivimos en una era donde la espiritualidad y la ciencia comienzan a encontrarse, a dialogar, y es justamente en ese punto de convergencia donde podemos comprender con mayor claridad el profundo impacto de estas herramientas milenarias.
Cada pensamiento que sostenemos genera una respuesta bioquímica en el cuerpo. Cuando vivimos en estrés, el cuerpo libera cortisol, adrenalina y otras hormonas que activan el sistema de supervivencia. Estas sustancias, en exceso, afectan el sistema inmunológico, el sueño, la digestión y hasta la capacidad de tomar decisiones.
Las técnicas de Ascensión, al llevar la mente al momento presente y generar estados de paz y neutralidad, interrumpen ese patrón de estrés crónico. Esto permite activar el sistema nervioso parasimpático —el responsable de la relajación, la digestión y la regeneración celular—, ayudando al cuerpo a sanar y recuperarse de manera natural.
La humanidad está atravesando un momento crucial. Muchos sentimos ese llamado interior que nos invita a despertar, a soltar viejos condicionamientos y a vivir desde el corazón. Quizás no sea casualidad que estés leyendo estas líneas. Tal vez, como muchos, también vos estás recordando quién sos en realidad.
La Ascensión no es solo una técnica de meditación. Es una forma de volver a casa. A ese lugar silencioso y amoroso que todos llevamos dentro y que, muchas veces, olvidamos en medio del ruido del mundo exterior.
